Nada nuevo ni de Valencia ni de Bogotá. El periódico El Colombiano ha dejado de imprimirse, de modo que han cesado los esfuerzos editoriales del coronel Stopford. Esta publicación estaba totalmente respaldada por la casa de Powles and Company, arrojando considerables pérdidas. Pero como esta firma ha hecho fortuna dos veces debido a Colombia, o, mejor dicho, respaldándola por lo que no es, pero puede que sea dentro de un siglo: cuando su infame sistema de finanzas ayudado por la falta de honestidad de casi todos los que la dirigen y, además, tan fielmente representada por la persona nombrada por el ejecutivo para representar al Estado en Inglaterra; cuando estos [dirigentes], pues, por su falta total de política (a pesar de los esfuerzos de la casa comercial en cuestión) les quitaron la venda de los ojos a nuestros entusiastas londinenses, y al provocar diferencias domésticas arruinaron el comercio del país, entonces los esfuerzos y respaldos de la casa Powles decayeron, el periódico cayó, sus colonos escoceses se vieron descuidados hasta cierto punto y, finalmente, estos establecimientos se abandonaron con pérdidas enormes, y los individuos emigraron a América del Norte o se volvieron borrachos vagabundos sin un centavo en el bolsillo en este país, para desgracia de aquel de donde procedían. Ni un alma abre la boca para hablar de política. Un comerciante americano está bajo sospecha de injerencia y se le ha ordenado salir del país en quince días, y hay informes que dicen que el cónsul de esa nación en Puerto Cabello está en la cárcel por una razón similar. Quienes están en el poder tienen una autoridad sobre él que puede justificarles, pues es ciudadano colombiano y se ha identificado doblemente con [ilegible] como nativo según las leyes de la república al casarse con una mujer de esta tierra. El conde De Roote cenó conmigo. Por la noche, a casa de la señora Briceño. Termómetro, 22 a las 7 y 24, a las 4. No ha llovido.