Aniversario de la Independencia de Colombia, que ya cumple 17. Una salva nos despidió desde el fuerte y lo mismo hicieron dos pequeñas corbetas ancladas en el puerto cuando cruzamos las puertas a las 5 y media de la mañana. El señor Hurry nos acompañó unas cuantas millas y a las 9 llegábamos a Caracas, y muy contento estaba yo de volver a encontrarme bajo mi techo, que una vez fue paz y tranquilidad y ahora no era más que ruido y confusión. Cinco secretarios más y otros tres huéspedes, además de 10 o 12 personas sentadas a la mesa a diario en una casa pequeña, no podían dejar de producir cierto cambio e irregularidad. No obstante, estaba muy contento de recibir a Cockburne e hice todo lo que puede para que estuviera a gusto pues, por más humilde que sea mi aposento, es un palacio y un dechado de limpieza al lado de las posadas. Nada de particular señaló el día de hoy, salvo que Bolívar fue a la iglesia y los fusiles dispararon una salva en la plaza. Mañana se ha fijado como fecha para recibir al representante de su majestad británica, a la una. No miré el termómetro. No ha llovido. Todo es agitación, pero con la costumbre se tranquilizará en un par de días.