El crítico estado de las cosas tiene tan perturbado al presidente, que no sabe cómo obrar, pues ya tiene la certeza de que Santander ha renovado su juramento a la Constitución vigente y ha de continuar como vicepresidente de la república, y que Bogotá enviará una comisión al Libertador para que este también renueve su juramento antes de que el Congreso dé una respuesta a su renuncia. Está decidido a negarse a hacerlo, e insiste en renunciar, creyendo que el mal se curará solo, y que el pueblo le pedirá que tome las riendas del gobierno, libres en sus manos para que salve al país. No creo que este sea el caso, ya que por el momento piensa permanecer en Caracas hasta que ocurra algo crítico: despachará al general Briceño Méndez a Bogotá para que adelante sus ideas y promueva sus planes futuros. Ocupado todo el día escribiendo a Inglaterra. Mucha lluvia. Termómetro, 24 a las 7 y 26 a las 4.