Ocupado la mayor parte del día de hoy en recibir las instrucciones del señor Cockburne, etc., etc., antes de su partida para La Guaira mañana. Está bien claro que fue el coronel Stopford quien redactó la carta de los comerciantes al señor Cockburne, que no es literalmente otra cosa que un envidioso ataque al Libertador y a mi persona: aquel por haber sobrepasado, con mucho, la línea de sus deberes públicos, y este por haberla descuidado tan indiferentemente. Me siento todavía más ofendido porque siempre hice prueba de todas las atenciones en mi poder hacia Stopford y su familia; y más sorprendido de que se haya prestado a un acto tan incivil y despreciativo, pero está tan involucrado con los comerciantes y le debe tanto al señor Ackers, que estas cadenas deudoras le han esclavizado los actos y el espíritu. A la cena de despedida asistieron los O’Callaghan. Por la noche el señor Cockburne fue a despedirse del coronel Stopford, etc., y se va por la mañana. Es muy probable que yo baje con el Libertador, el miércoles por la mañana. No ha llovido. Termómetro 23 a las 7 y 26 a las 4.