1827 SEPTIEMBRE.
VIERNES 07
Caracas
Hay informes de que el coronel Farfán, de los Llanos, la bestia salvaje que Páez dejó en Caracas en diciembre como comandante militar, se ha alzado y se le ha unido un numeroso grupo en esa región (los llanos granadinos) y que ofrece la libertad a todos los negros que se le unan. No se conoce todavía la causa de su descontento, pero el hecho es cierto pues el jefe de Venezuela ha ordenado a las tropas proceder contra él. ¿No estará su insurrección relacionada con las intrigas del vicepresidente? No hay más noticias de nuestro notorio bandido. Hoy terminé mi dibujo de Bolívar. Hace algún tiempo, un buque británico llamado Amalia de Yarmouth fue capturado por la corbeta Pinchina 1(La <>) y llevado a Puerto Cabello porque transportaba un cargamento propiedad de unos comerciantes de Sevilla, de la vieja España. Después de una ceremonia en los tribunales marítimos de las autoridades de Puerto Cabello, su cargamento ha sido confiscado, pero contrariamente a todas las costumbres internacionales y bien reconocidas, se le han negado al buque el flete y la indemnización que se le adeudan, en base al alegato de que su capitán no declaró (al ser visitado por el capitán del buque de guerra colombiano) que la mercancía era de propiedad española, lo cual, según el artículo 14 de la Ley del Mar de esta tierra optimista, le priva del pago del flete y de cualquier otra indemnización. Esta ley está en contradicción con todos los reglamentos internacionales de otros países. No sé como la república puede mantener tales presunciones, tal arrogancia, frente a las costumbres establecidas, pues no hay duda de que el comandante del Amelia (aun considerando el hecho de que no haya respondido directamente en cuanto a la propiedad de su carga), tiene derecho a su flete y otras indemnizaciones por haber sido capturado, después de hacer una verdadera y justa entrega de su cargamento, por lo menos selon les vieux principes internationaux, a saber «que una bandera neutral no cubre la propiedad enemiga». De ahí que, en la mayoría de los tribunales de Europa, el flete es pagadero, y estrictamente se paga, «antes de que se atienda a ninguna exigencia de los captores». El pobre hombre que estaba al mando del buque murió de vómito negro un par de días después de la sentencia del tribunal marítimo, y ahora su segundo se ha dirigido a mí para que presente una denuncia al gobierno británico para que se le desagravie y se le indemnice. El señor y la señora Mocatta y el joven israelita Samuel cenaron conmigo. No ha llovido. Termómetro, 23° a las 7 y 25, a las 4.