Di un paseo a caballo con el señor Hurry por la ribera oriental del mar hasta Caraballeda, un pueblo que dista unas tres millas, al pie perpendicular de La Silla, cuya cara, en este lado, dice Humboldt que es un precipicio de 7.000 pies, el más enorme conocido (hasta ahora) en uno u otro mundo. La vista desde el pueblo es magnífica y salvaje en extremo. Varios torrentes impetuosos ruedan por los barrancos de esta terrible caída, y se unen en una rápida y atronadora corriente, cuyas aguas corren por encima de vastas rocas hasta ir a dar al mar a una media milla del pueblo. Nos vimos obligados a abrirnos camino entre cirios, cactos y otras plantas espesas de varias clases durante una distancia considerable, hasta que pudimos encontrar un lugar vadeable con seguridad. Caraballeda era la ciudad costanera antes del establecimiento de La Guaira. Se descubren hacia el mar algunos restos de sus muros e iglesias, pero la vegetación es tan rápida que, en unos pocos meses, podría enterrar completamente una ciudad grande, si estuviera deshabitada, hasta el punto de hacer difícil su descubrimiento. Llovió casi todo el día de hoy después de nuestro regreso, así como durante la noche.