Esta mañana a primera hora fui a ver a sir Henry Halford, que se entristeció y sorprendió por las noticias que le di relativas a mi regreso a Colombia, y muy amablemente se ofreció a hablar con dos de los principales personajes del reino, para evitar mi partida si yo lo deseaba así, pero por haber dado mi palabra a lord Aberdeen y las circunstancias que, por un sacrificio temporal no podían sino resultar altamente beneficiosas, a fin de cuentas, para mis proyectos futuros, rechacé sus amables ofrecimientos, pero después de hablar un rato confidencialmente le comprometí para el futuro en caso de necesidad.
Teniendo mucho que hacer en la ciudad, fui a ver al señor John Powles y le hablé un poco del estado actual de Venezuela. Conviene conmigo en que, si se efectuase la separación y la independencia efectiva de ese país de Bogotá, ello no solo echaría los cimientos de su prosperidad sino de la de toda Colombia, que no podría hacer otra cosa sino seguir el ejemplo del Norte. El señor Powles me ha prometido, como resultado de la conversación que sostuvimos hoy, hablar con lord Aberdeen sobre este tema. Me entero por el Foreign Office que es probable que zarpe un barco de guerra alrededor del 21. Cené con Denham y dejé arreglado el asunto de la antigua reclamación de Lingham referente al Lyceum. Para que todo quede claro, empleé a un tal señor Rice (hombre de leyes) que reside en Jermyn Street: así, pues, esto queda arreglado.