Viento del suroeste. Recibí una invitación para comer con el almirante el próximo viernes, lo que demuestra que no espera que ocurra un cambio de viento. Pasé una hora en la playa contemplando los ejercicios de los infantes de marina. Nada del otro mundo. El tiempo está precioso. Cené con lord William y conocí a un irlandés de nombre Crocket, que es uno de los cirujanos del puerto. Me dijo que hacía unos años se le había sugerido que me acompañase a Sudamérica como asistente médico. Seguramente fue así, pues fueron muchas las solicitudes que se hicieron en aquella época.