Viento fuerte del mismo cuadrante. Fui a la firma de Garrat y Gibson para alquilar un bote que me llevara al North Star (que está unas buenas seis millas mar afuera). Me costó cinco chelines: barato. Llegué al barco sano y salvo, y regresé igual. El objeto de mi viajecito era el de buscar ropa. Cené con el honorable capitán Elliot, comandante de la nave capitana Victory: una persona muy inteligente y cortés. La señora Elliot, muy agradable y la hija mayor, una belleza. Conocí a la familia del almirante y a otras personas de primera categoría. Al regresar encontré despachos del Foreign Office, junto con otros de Caracas fechados hasta el 18 de febrero. La separación de Venezuela parece definitiva, y si Páez y sus generales no traicionan al pueblo, Venezuela se convertirá en una nación independiente. Parecería que el almirante Fleeming, que ha sentado su cuartel general en Caracas, no ha sido un espectador ocioso en este drama. Es un personaje singular, un pièce timbré [cabeza hueca].