Nada extraordinario, salvo que los sospechosos de estar a favor de Bolívar y su causa van a ser expulsados inmediatamente del Estado. Ayer llegó la lista por correo, así como algunas copias de la Constitución. Se ha publicado una especie de débil notificación relativa al traslado de la capital, que es prueba de la locura de semejante acto, así como una revelación de las ideas egoístas de sus motores Páez y Peña. Una de las cláusulas del cambio de capital estipula que ninguna de las oficinas públicas habrá de trasladarse a Valencia: ¿qué más se puede esperar para demostrar lo absurdo de la medida?; y las únicas ramas del nuevo gobierno que tendrán que residir en Valencia son las que componen el ejecutivo. El general Mariño (solo) llegó esta mañana, y afirma que el Congreso se disolvió el día 15.