Stopford me informa que acaba de leer una carta del vicepresidente Urbaneja en la que afirma que tiene en su poder los documentos oficiales de las dos cámaras, que fijan la capital de la república en Caracas. De modo que hay que esperar que esta decisión impida la emigración de muchos de sus más respetables ciudadanos, así como extranjeros. Urbaneja agrega que Páez ha sido consultado sobre el cambio, y que ha respondido que «no le importa donde esté la capital, siempre que el cuerpo legislativo no la coloque en Bogotá». Si esto es cierto, aquí las cosas tomarán pronto un cariz más optimista. Los informes dicen que la parte negra se ha alzado y ha incendiado la población de Río Chico además de varios otros pueblos vecinos, y que otro movimiento de la misma clase y color ha ocurrido en Puerto Cabello, en donde muchas mujeres blancas han sido raptadas por los negros. Sin embargo, la raza blanca habría vuelto a la carga para recuperar a sus mujeres, y las habría recuperado invioladas, matando 90 o cien de los sabínicos raptores. Todo este ruido requiere confirmación, pero parece tener base. Muestra, en todo caso, cierto grado de ramificación desde nuestro centro de conspiración.