Plegarias en casa del coronel Stopford. Nada nuevo salvo que, según se dice, el vicepresidente señor Urbaneja está al borde de la muerte. Se le ha administrado la Extrema Unción, con las consiguientes iluminaciones, curas y reunión de parientes y no parientes. Si muere deja una viuda afectuosa y amable, además de bonita, y varios huerfanitos. El señor Adams y el señor Mocatta cenaron conmigo.