Los debates del Congreso en los últimos días sobre el tema antes citado, durante la unión de ambas cámaras, fue vergonzosamente tormentoso; digno de los peores días de la Asamblea Nacional de París al principio de la Revolución. Así como parecen ir las cosas estoy totalmente convencido de que ni en dos años se consolidará el país —quiero decir en buen entendimiento entre sus divisiones— ni en un gobierno como antes, que no lo quiera el cielo, pues ¡se sellará su ruina total una vez que vuelva a ser «indivisible»! Pero lo que yo creo es que la falta de prosperidad rápida surgirá más de las malas medidas y la ignorancia política en la porción legislativa que en el pueblo, y después de mucha lucha en el Sur no me sorprendería en absoluto enterarme de que se ha unido con el Perú, o sea que literalmente no quiere tener nada que ver ni con el Centro ni con nosotros en cuanto a hermandad política. De hecho, el general Flores ya ha manifestado sus intenciones de mantener al Ecuador independiente y soberano, habiendo ya concertado tratados separados con Bolivia y el Perú, actos estos muy opuestos al espíritu así como a los artículos del decreto antes mencionado.
Fui a ver al señor Byrne, irlandés de nacionalidad y botero de profesión, que parece acercarse a la tumba a grandes pasos. Está casado con una inglesa de Bath, que vino con la señora Stopford como criada. Logré que este inválido me diera los datos principales de lo que legaría en caso de fallecimiento, y le prometí que al día siguiente le entregaría su testamento en orden para firmarlo.
Segunda entrada
[repetido]. Llovió torrencialmente con truenos y rayos, desde las 4 de la tarde hasta una hora después de medianoche. El señor Adams cenó conmigo.