No hay noticias venezolanas, ni ninguna de importancia por el correo de Bogotá. Sin embargo dice que el sucesor diplomático del coronel Moore, exministro plenipotenciario de los Estados Unidos, había llegado a esa capital: cierto general Mac Afee o Mac Fie, con rango de Encargado de Negocios ante Nueva Granada, pero absolutamente sin ningún reconocimiento oficial o público de Nueva Granada como república independiente. El 4 de julio este caballero fue presentado al presidente general Santander, y le hizo el discurso correspondiente a la ocasión, que consistía en una masa de vanidad y tonterías yanquis infladas, comenzando con su propio estado y ejemplo de gran nación, agregando después que tiene instrucciones de su presidente de no interferir de modo alguno en el presente o futuro en cuanto a las instituciones políticas de Colombia. Luego se lanza a un largo ensayo personal sobre la libertad individual, etc., diciendo que tanto el norte como el sur de este gran continente han demostrado que:
ya no hay nada que discutir: el hombre es capaz de gobernarse y que todo el poder político emana del pueblo, para cuya felicidad únicamente debe ser ejercido. Con estos principios e ideas deja completamente en manos del pueblo de la Nueva Granada y sus representantes legales el decidir sobre los medios para promover los principios de la independencia. Ya vayan a formar una gran República de Colombia a fin de extender el fiel equilibrio de la justicia sobre las majestuosas montañas de este vasto continente meridional como lo han hecho los Estados Unidos sobre los ricos ríos del Norte; ya vayan a permanecer divididos en repúblicas, todo esto es cosa que ellos deben decidir, a pesar de nuestro deseo de que vuestra decisión final traiga consigo una gran porción de felicidad y promueva la paz y prosperidad en este país naciente, cuyos grandes sufrimientos le hacen merecedor de la libertad y felicidad que sin duda se ha ganado.
Después de su interminable discurso, el general agregó que:
sus intenciones, que eran las de su gobierno, eran de la naturaleza más liberal y franca y por lo tanto confiaba que las dificultades que aquejan a nuestros respectivos gobiernos serán eliminadas con la mayor celeridad; y que lo único que pedía era justicia para sus compatriotas, y que no buscaba nada menos que justicia.
Entonces, después de adular al presidente tan torpemente como se había abierto paso por el resto de su discurso, habló de amistad y armonía mutua entre nosotros. El general Santander calibró al hombre, y, de la manera más original, respondió:
Señor Encargado de Negocios: Me satisface, por supuesto, que su presentación se haga en el día en que el pueblo americano celebra el aniversario de su independencia. El interés de Nueva Granada está en el mantenimiento de relaciones amistosas con todas las naciones cultas necesarias para su prosperidad, y más particularmente con aquellas naciones que habitan el continente americano y que están vinculadas por una identidad de principios. Tengo la mayor confianza en que su misión servirá de lazo para preservar y estrecharlas relaciones existentes entre nuestros respectivos países. Tenga usted la seguridad, señor Encargado de Negocios, que no descuidaré el deber de hacer justicia estricta a su país, según lo definen los tratados públicos, y de consultar, por lo que se refiere al resto de los intereses de la República, con las ventajas de los Estados Unidos.