Nada, salvo que unos 1.200 hombres que habían entrado en esta ciudad hace un par de días, salieron esta mañana para Valencia para unirse a las otras fuerzas de Páez. Estos humildes patriotas empiezan a cansarse, porque aunque no existen las mismas causas para desertar en este cuerpo de soldados que las que existían recientemente en Aragua antes del arreglo con Monagas, aun así más de 200 tomaron su libertad y se fueron a casa. Esta tarde llegó un mensajero expreso de Tucacas con despachos para mí del capitán Loney del barco de guerra británico Savage, pidiendo instrucciones de cómo debía obrar, ya que el coronel Carujo se encontraba entonces en Boca de Aroa con 250 hombres y un funcionario de la aduana para cobrar los impuestos a los buques que zarpaban con mineral para Liverpool. Me pregunta cómo debe obrar en caso de que se recurra a la fuerza para lograr el pago, que, según un decreto del ejecutivo, es en La Guaira donde debe pagarse ahora.