Después de su borrachera de ayer, Thomas salió esta mañana temprano y aún no ha vuelto a aparecer. Visité a un irlandés llamado Flinters, casado con una dama nativa. Estaba al servicio de Inglaterra y, anteriormente, al de España. El señor Retemeyer, un teniente alemán, cenó con nosotros. Fui con el señor y la señora Mocatta al teatro, ¡y qué teatro!: peor que un establo inglés 1(El terremoto de 1812 destruyó el viejo teatro colonial. En adelante, las representaciones se improvisaron en casas como la del Cuño, ubicada entre las esquinas de Veroes y Jesuitas, y en la casa de Ambrosio Cardozo, cerca de la esquina de Saravia. Cardozo convirtió definitivamente su casa en teatro, que se llamó El Coliseo, en 1831. Tenía solo 14 palcos disponibles para la venta, pues el resto era de propiedad privada, ver: Calcaño, José Antonio. La ciudad y su música, p. 246) Todos los hombres fumando, y tal la indiscriminación republicana que hasta había soldados en los palcos en compañía de mujeres supuestamente de primera clase o distinción en esta ciudad. La obra era Temístocles en Persia, y nunca había visto peor actuación ni acompañamiento, sin excepción. Los modales y costumbres de la gente no tienen verdaderamente nada que envidiarle al aspecto general de su ciudad: algo que alguna vez fue, de lo que todavía quedan hermosos vestigios, pero repletos y sojuzgados por yerba tupida y humildes casas de vecindad que mancillan los majestuosos restos de espléndidas edificaciones. [La función] empezó hacia las ocho, y como su único techo era una especie de tela gruesa, el cartel anunciaba que la obra se representaría si no hacía mal tiempo.