Salí de La Guaira a las 11 con el señor Mocatta, el doctor C. y el señor R. Mucho calor y nubes muy cargadas sobre la Silla. Llovió fuerte e hicimos un alto breve en una venta casi a mitad de subida. Llegué a Caracas bastante mojado a las 3 y media y fui directamente a mi nueva vivienda. Todavía falta mucho para que terminen de arreglarla. Fecharé mi entrada desde el primer instante. Cené en casa del coronel Stopford. Mientras estaba en La Guaira recibí la cuenta del señor Stahl —el dueño de la posada—, que me parece un robo: cobra 12 dólares y medio por día, que no pienso pagarle si es que puedo evitarlo.