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Capítulo II Venezuela tierra turbulenta
1825 noviembre 27 - 1827 enero 07
Venezuela tierra turbulenta
1825 noviembre 27 - 1827 enero 07
Subcapítulos
Caracas

Gran parte de mis muebles y paquetes llegó esta mañana por mulas y mujeres. Recibí una carta muy impertinente del señor Stahl relativa a su factura que, en 33 días de alojamiento y comida para mí, el doctor Coxe y Thomas, sumaba la exorbitantemente escandalosa cantidad de 450$ 50 c., a razón de 12 dólares y medio per diem, o sea, casi £100, y durante todo el tiempo que pasé en su posada el vino y las bebidas alcohólicas los puse yo. Me negué a pagarla y le ofrecí a su enviado, un tal señor Möller, 8 dólares diarios, que no aceptó, y el asunto fue remitido al alcalde principal de la ciudad. A las 6 fui a verle acompañado por el señor Mocatta, que había alquilado las habitaciones en mi nombre. Allí estaban el señor Stahl, el juez principal y un secretario de tez oscura. Este caballero, al oír la explicación del asunto, dijo que este alquiler era cosa inaudita y agregó que era una desgracia para el país que un extraño, y más particularmente el representante del Reino de Gran Bretaña, tuviera que encontrarse con semejante abuso a su llegada aquí. Recomendó al mesonero que aceptase los 8 dólares y dejase el asunto resuelto, pero lamentablemente el hombre, con obstinación, se negó. Nuestro amigo no tenía, de autoridad, ni siquiera el poder del gobernante de Barataria 1(Isla imaginaria gobernada por Sancho Panza en la novela Don Quijote) y dijo que lo único que podía dar era su consejo, pues la suma excedía £100 y que el caso debía ser resuelto por el juez de arbitraje doctor Roscio. De modo que se firmó una constancia de que las partes habían comparecido ante él —el mesonero Stahl por una y el señor Mocatta por la otra representándome— y el asunto se remitió a su juicio. Hasta ahora la cosa no ha pasado de ahí. Las razones que dio el tipo para explicar lo exorbitante de la cuenta fueron, primero, que acababa de poner muebles nuevos y cuadros europeos a los cuartos y, segundo, que yo era un noble inglés y un representante público de Inglaterra. Thomas nos preparó una humilde cena y nos ocupamos en nuestros arreglos domésticos.

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