Un mes más y hará dos años que salí de Inglaterra rumbo a este hemisferio. Otro año y unos meses más, y espero, con el favor del cielo, estar de vuelta en mi tierra natal. Cuántas veces en mis paseos solitarios vivo por adelantado esa hora feliz. Que Dios guarde a todos mis seres queridos y nos conceda muchos años más de compañía mutua. Nada nuevo por aquí. Poca actividad comercial, y los comerciantes no cobran. Las cosas no [sic] están en su peor momento, aun suponiendo que los asuntos públicos mejoren cuando Bolívar llegue a Bogotá. La tempestad más tremenda que jamás haya presenciado: rayos, truenos, lluvia torrencial. En este país no hay accidentes por rayos, pero los truenos que retumban por los gigantescos vacíos de La Silla y cuyos ecos rebotan de un lado a otro de este estrecho valle, parecen las trompetas del fin del mundo. Cené en casa de Mocatta. Termómetro 22° a las 7 y 25, a las 4.