Nada de importancia. Plegarias como de costumbre en casa de Stopford, pero él no estaba presente pues había ido a una junta para adelantar las ideas de la federación por parte de quienes eran los partidarios discordantes tanto de ella como del general Páez durante la revolución de 1826. Parece haberse identificado con esa gente y, de hecho, ingresaría a cualquier partido que frustrase las ideas del Libertador o denigrase de las medidas y principios de este. Me temo que este caballero está perdido irremisiblemente tanto en cuanto a sus especulaciones pecuniarias (peores que las de la usura judía) como a las políticas. Sus maniobras para obtener los medios de vida así como para llevar a cabo sus quiméricos proyectos de propiedades de tierras y papeles del gobierno le hacen obrar como no corresponde a un oficial, ni a un hombre de conciencia. Y sin embargo, reza regularmente, con asombrosa devoción y llama a sus sirvientes a su casa todas las noches para dar gracias a Dios. Así sucede, me temo, a la mayor parte del mundo, que se cree buena cristiana. Me dice que posee cerca de 800.000 dólares en papeles del gobierno, la mayor parte de los cuales de este tipo se emiten a los militares —oficiales y soldados— por atrasos de paga y remuneraciones por servicios en la reciente revolución. Estas sumas son pagaderas en la aduana de la república por concepto de aranceles, o pueden utilizarse para cancelar casas o haciendas embargadas, que antes pertenecían a los españoles u otros emigrantes. Pero lo cierto es que la emisión de estos papeles es tan grande que si sus poseedores están necesitados de fondos se ven obligados a vender estas recompensas de su patriotismo y servicios, y lamento tener que decir que no solo los comerciantes extranjeros y los nativos, sino también los ingleses, han especulado durante años con estos papeles, sacándole un 75 por ciento de beneficio a los pagaderos en aranceles. Y el coronel Stopford, cuyas miras son las de poseer las propiedades secuestradas del tipo antedicho, ha comprado la mayor parte de los muchos miles que posee a oficiales y soldados en apuros, regateando como lo haría un prestamista judío, pocas veces ofreciendo más del ocho por ciento, y, por muchos centenares de miles, el 5 por ciento, para papeles que el gobierno cancelará a su valor total por lo que hace a fincas y aranceles. El coronel es diez veces más reprobable y deshonesto, pues se ensaña con sus camaradas, es más, ayuda a reducirlos a la mendicidad, y como todos los que no tienen reparos en aprovecharse de la debilidad o necesidad humanas, dice que si no compra él los papeles, otros lo harán. No hay perdón para quien comete lo que solo puede considerarse como un delito. Tengo la gran sospecha de que esta mal habida riqueza, cuando se convierta en dinero, si es que alguna vez lo hace, nunca prosperará o le resultará beneficiosa. El tiempo todavía pesado y nublado: lluvia muy fuerte otra vez durante toda la noche. Termómetro, 23° a las 7; 26 a las 12 y 25, a las 4.