Terminé todas mis cartas y despachos para las 3, a: sir D. Bayley— teniente Smith—señor J. Ranking—doctor Coxe—señor D. Scott— señorita Etherington—señor G. Villiers—señor Picard; Rosser and Son—señora Dillon—coronel Allen—señor Rolleston—honorable A. Macdonald—William—señora Porter—Jane—María—señor Bidwell, Nro. 19—conde Dudley, despacho Nro. 21, duplicado.

Hacia las 3 vino a verme el señor Mocatta con el capitán del bergantín Laurel, de Liverpool, buque que había sido capturado frente a la isla de Saba el 14 del corriente por el corsario La Republicana de una nación arpía, frente a La Guaira. El capitán hizo su protesta, en la cual declaró los particulares de la captura. El comandante del corsario es un inglés de [la isla de] Jersey, un perfecto pirata. El bergantín va mañana a Puerto Cabello, al juicio, y ojalá la justicia se ponga de parte del pobre capitán. Los miembros del tribunal marítimo (así como todos los demás del país) nunca le darán la razón. No es correcto por parte del gobierno británico que no haya sido nombrado todavía en Puerto Cabello un cónsul, o un vicefuncionario, aunque no sea oficial. Los intereses británicos se perjudican mucho por ello. Más de una vez me he quejado de esto al Foreign Office, y lo vuelvo a hacer por el correo actual. El asunto del Laurel, tan inesperado y en un momento de tanto trabajo, nos tuvo de pie hasta las dos de la mañana. No ha llovido. Termómetro, 22° a las 7, 24 a las 12 y 23, a las 4.