El general Páez vino esta mañana a las 8, y empecé un dibujito de él como pareja del que había hecho de Bolívar. Esta noche hubo un baile en casa del coronel Smith en honor del bautizo de su tercer heredero. Conocí a todo el beau monde de Caracas. Conversé largamente con el general Clemente, quien me dijo que muy pronto y con seguridad el Libertador estaría aquí; que como Santander había sido electo delegado, no podía, de ningún modo, considerarse vicepresidente en funciones durante la reunión de la Asamblea, y que Bolívar tenía la intención de venir aquí, en cuyo caso el Ejecutivo delegaría el cargo, ad interim, en el presidente del Senado, a saber el general Briceño Méndez. Ha sido nombrado para la Gran Convención, pero como este arreglo secreto ha sido hecho entre estos dos últimos, naturalmente va a Bogotá. El 2 de marzo se acerca a grandes pasos, y 4 meses decidirán el destino interno de la república, y si el Libertador es [gobernante] absoluto o se retira de la vida pública. El baile estuvo alegre y la cena, opípara, fue debidamente despachada no solo por los comensales, sino también por sus criadas que se llevaron los restos. Llegué a casa a las dos, mala hora para mí. No ha llegado el barco.