Hoy zarpó el buque correo a la una de la tarde y no habiendo política de ningún interés sino mentiras, no pienso reproducir el discurso que el general Páez le hizo a la tropa y a los ciudadanos en el mercado el día 19, aniversario de la Independencia de Colombia, que ya data de 18 años. Mejor ofrezco el informe completo según se publicó en el periódico de Caracas, tanto para los discursos como los relatos políticos cuando se hicieron públicos. Saboread, pues, la pompa y la poesía, de las cuales creo que deben ser modelo los boletines imperiales de Francia:
La ciudad de Caracas recuerda con orgullo el memorable 19 de abril de 1810, en el cual lanzó con intrepidez el pesado yugo de la esclavitud española. Las autoridades, con un ardiente recuerdo, solicitan, pues, todas las demostraciones de alegría, no sólo de los ciudadanos, sino de todos los lugares vecinos de la capital. Una iluminación general de las casas proclamó la noche de este día feliz, y el siguiente, anunció con una salva de 21 cañonazos (de tres cuartos) al despuntar el alba, la aparición de la estrella que alumbró a la de nuestra regeneración política. Poco después de que las tropas empezaran a reunirse en la Gran Plaza, la Caballería Cívica tomó posición junto con el Batallón de la Milicia de Caracas; y se ofreció una acción de gracias en la Catedral a la que asistieron el Jefe Superior de Venezuela, el Gobernador Militar de la Provincia, la Ilustre Municipalidad, el Estado Mayor de Venezuela con el de la Ciudad, y otros Jefes y Oficiales solemnizaron la ceremonia, cantando un Te Deum en agradecimiento al Todopoderoso por la protección que le dio a estas ciudades, agradecidos reconocimientos contestados desde el exterior por el Cuerpo Cívico, en repetidas salvas de fusilería. Al finalizar el servicio, S. E. entró a la plaza, donde encontró alineadas las tropas, acompañadas por una multitud de personas de ambos sexos, S. E. recorrió la fila y se dirigió a todos como sigue:
Ciudadanos, mirad el grande y sagrado día de Sud América; mirad el glorioso sol que ilumina el orgulloso acto de la regeneración del Nuevo Mundo, y mirad vuestros campos cubiertos de flores, que anuncian la felicidad universal, la prosperidad, las riquezas y la Gloria. Si las naciones y potencias más poderosas de la tierra también tienen días sagrados de regocijo y triunfos transmitidos a la posteridad por medio de espléndidos monumentos, el 19 de abril de Venezuela está grabado en vuestros corazones y le dirá al futuro: «Aquí están escritas la Naturaleza y la Justicia». Mirad, pues, al Ser Eterno inmortalizado en la columna del tiempo, el día de vuestra existencia política, la gloria del nombre de Venezuela, el triunfo de la filosofía y de la libertad del continente de Colón.
¡Compatriotas! Sólo faltaba a la historia del mundo moderno una época de sublime gloria y patriotismo, y el 19 de abril rasgó el velo que ocultaba a Colombia. La nación surgente aparecía fuerte y poderosa (como otro Hércules en cierne), disputándole la virtud a Roma en los días de su orgullo, la constancia y el sufrimiento a los hijos de Minos; el valor y el heroísmo al país de los defensores de las Termopilas; y Venezuela, por encima de todo, proclama al Universo: ¡soy la Madre de Bolívar!
Caraqueños: este compatriota es el Libertador de Colombia y de las Repúblicas que componen al Alto y Bajo Perú. Tiene títulos aun mayores por vuestra gratitud. Veneradle como el Estandarte inmortal de la Unión, que ha de consolidar la independencia de Colombia y sus derechos. Uníos a mí bajo su sombra, y ofrezco levantarla, junto con su espada que ahora empuño, animado como lo está vuestro pecho por la llama de la Libertad. ¡¡¡Viva el 19 de abril de 1810 y el heroico pueblo de Caracas!!!
Así empezó y terminó el júbilo de este día. Esta mañana llegó el correo de Bogotá. Nada nuevo de Ocaña o Cartagena, salvo que a la primera de estas ciudades habían llegado 60 diputados el 29 de marzo, y que había buenas perspectivas de que se discutieran los asuntos públicos el 3 o 4 de abril.