Aproveché la visita que hoy hizo al Topo el señor Hurry para acompañarle, a fin de tomar notas y otros detalles para mi mapa. Fue un día muy placentero, pero cansado, pues estuvimos a lomo de mula desde las 5 de la mañana hasta las 6 y media de la tarde, que es un viaje no poco fatigante. El viaje fue románticamente hermoso por los bosques y subiendo por las rocosas quebradas de la montaña. Vimos cantidades de serpientes de varios tipos, muchas de cascabel, y hordas de monos haciendo piruetas entre los árboles. En cuanto a tamaño gigante, los árboles no se quedaban atrás de los altos de donde salen, y son miles los troncos que suben 50 o 60 pies antes de que les salgan ramas, y luego su follaje asciende otro tanto o más. Volvimos a Caracas tarde para comer: creo que debemos de haber recorrido unas buenas 50 millas ¡y qué millas!