Hoy se llevó a efecto una especie de procesión triunfal, patrocinada por la Sociedad Republicana. El rasgo saliente fue una carreta tirada por un caballo, decorada con cintas de los colores nacionales ondeando caprichosamente en millares de tonalidades. En el vehículo iba una niñita representando a Venezuela con una especie de traje de Minerva, y custodiando el nuevo libro de la nueva Constitución. Todas las autoridades marchaban por parejas al son de una banda de música y lo mismo hacía la abigarrada población de Caracas, dirigiéndose todos hacia la gobernación, donde debía depositarse el nuevo Código. El cortejo se detuvo varias veces, y en cada alto alguno de los miembros de la Republicana se dirigía a los presentes. ¡Hubo un señor González que les ganó a todos, tanto en longitud como en entusiasmo! Al regresar el cortejo, la élite de la población se quedó en una fiesta ofrecida en la casa de la Sociedad.