Aburrido como ayer, ni una palabra de los dos comisionados enviados a Barcelona, ni del Congreso. Tiempo oscuro y turbulento, parecido en cierto modo a nuestra política. Escribí al secretario de la Sociedad Zoológica sobre los hábitos de la danta que me relataron los nativos.
Segunda entrada
Todo lo que se sabe de Valencia es que el general Páez ha sido elegido presidente del Estado, con 136 de los 138 votos. El doctor Urbaneja, como vicepresidente, ha obtenido 26 de los 36. Al ser elegido el general, envió su mensaje a la asamblea: una corta alocución que no decía nada. Monagas, en el descontento oriente de Venezuela, ha emitido una proclama titulada Muerte o el respaldo a sus manifestaciones sobre el paso que ha dado y, en consecuencia, ha expulsado del país (que cree gobernar) a todas las personas que no quieran hacer el juramento prescrito a su causa, que protesta violentamente contra el nuevo orden de cosas. También expulsó al general Bermúdez de Maturín en 48 horas. Las tropas que manda el general Mariño han regresado una vez más a El Sombrero, por falta de provisiones, comida y agua. La infantería tendría que haber podido llegar a un lugar abastecible, pero Mariño es un sinvergüenza peligroso e indeciso, un intrigante insensato. Por fin el general Macero ha avanzado a Río Chico. Soublette está otra vez en Caracas. Bajo cuerda es bolivariano, pero es astuto y juega un doble juego. Sin embargo, la muerte de Bolívar ha inclinado la balanza de su patriotismo hacia Venezuela y su nuevo destino. Esta guerra debió de haber sido, en energía y ejemplo, comparable a la revolucionaria «Guerra a Muerte», pero hasta ahora solo ha sido una fanfarronada.