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Capítulo VIII En los Llanos de Apure
1832 octubre 27 - noviembre 30
En los Llanos de Apure
1832 octubre 27 - noviembre 30

A las cuatro y media de la mañana iniciamos viaje, cruzamos el riachuelo e inmediatamente empezamos la fuerte subida por la ladera de la montaña de Lagunetas, a cuya cumbre no se llega sino después de un viaje a caballo fatigoso, pero sublimemente pintoresco, que dura cuatro horas. Al llegar allí el panorama es realmente hermosísimo. Los oscuros y profundos valles abismáticos, las innumerables montañas que se abren a uno y otro lado, escarpadas y ricas en árboles, que limitan la escena por todas partes, cuyas marcadas líneas se ven rotas ocasionalmente por masas de nubes que corren por su impresionante seno... La cordillera, pues de eso se trata literalmente, a lo largo de la cual corre el camino, es la de Las Cocuizas, dividida por el Valle de San Pedro de su hermana que cruzamos recientemente, y que lleva el nombre de cordillera de Higuerote. Desde la pulpería de Las Lagunetas, después de recorrer media legua, se ve claramente la plateada extensión del magnífico lago de Valencia, con su alta y azulada serranía de fondo. Una pequeña línea de desperdigadas casitas con una sencilla y modesta iglesia señalan el pueblo de Las Lajas, y se presenta un punto de vista de lo más pintoresco y precioso. La bajada al pueblo situado al pie de la montaña de Las Cocuizas, es larga, fuerte y empinada. El nombre de Cocuizas lo obtiene la montaña por la innumerable cantidad de plantas llamadas Cocui 1(Cocui [Agave Cocui. Linneo]. Ver:Henrik Blohm, Poisonous Plants of Venezuela [Stuttgart, 1962]. Cocuiza [Fourcroya Humboldtiana]) que crecen en ella, de cuya utilidad hace buen uso el pueblo, a saber, como brebaje, cubierta para las casas, cuerdas y sacos para el grano y cobertizos para los caballos y las mulas, además de otros útiles etcéteras. A las nueve y media llegamos a la posada que está al pie de la montaña y que es un lugar sucio, caro, incivilizado, aunque está situado románticamente al borde del río donde empieza el famoso valle de Aragua. Después de un alto de tres horas, volvimos a montar a la una y viajamos a lo largo del tan cultivado valle, cruzando y volviendo a cruzar el río una y otra vez. A sus dos lados se levantan numerosas casas, que son las moradas de los distintos propietarios de las haciendas de caña de azúcar, que parece ser el principal objeto de cultivo aquí en este momento, y que se extienden por casi todo el camino hasta La Victoria. Pasamos los pueblos de El Mamón y El Consejo 2(El pueblo de Nuestra Señora del Buen Consejo, fundado en el sitio de El Mamón por el obispo Mariano Martí, en 1777, a solicitud del conde de Tovar), y no nos detuvimos en la población de La Victoria a la cual llegamos poco después, atravesamos, y nos instalamos para pasar la noche en un suburbio llamado La Otra Banda, [en una] excelente pulpería manejada por gente amabilísima.

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