Nada nuevo. Los Mocatta y el señor Ward cenaron conmigo su cena de despedida: salen para La Guaira el domingo por la mañana rumbo a Inglaterra vía los Estados Unidos. Escribí un despacho para lord Palmerston relativo a la terminación del cementerio, adjuntándole una cuenta general de gastos. El saldo es muy grande, más de lo que yo debí de haber pagado (en vista de mis circunstancias) para librar la obra de toda deuda. Le he expuesto esto a su señoría, pero bajo el actual sistema de economía que mueve a nuestro gobierno, no espero que contribuya ni un penique a mi desembolso, porque al conceder $800 (£133.6.8) en sus despachos advirtió que si se excedía la suma suscrita por los residentes y el gobierno, aquellos tendrían que sufragarla, de modo que de ahí surgió el hecho de que yo, no consularmente sino principescamente, aportara la diferencia necesitada para cerrar cuentas: suma total recogida para el cementerio, 2.284 dólares. Gastos totales para el mismo $4.119, de modo que para cubrir la diferencia y dejar limpio el establecimiento, se requería la suma de 1.835 dólares, es decir unas £300.