La abolición del [monopolio] del tabaco ha sido sancionada por el Ejecutivo, y desde el 13 de octubre del año en curso cualquiera puede plantarlo y venderlo por su cuenta. El Ejecutivo ha sancionado igualmente un decreto sobre el patronato de la Iglesia, a pesar de la interposición de los obispos. Es como sigue, y da soberanía a este gobierno, en relación con su iglesia:
Decreto: El Senado y la cámara de Representantes de la República de Venezuela, reunidos en el Congreso,
En vista de las declaraciones del Reverendísimo Arzobispo de Caracas y de los R. R. Obispos de Tricala y Jericó, en las que solicitan la suspensión o reforma de la ley del 28 de julio del año XXIV, y considerando:
1. Que se han suscitado dudas en el Ejecutivo sobre la total puesta en efecto de la Ley de Patronato, a consecuencia de la ley aprobada por el Congreso constituyente sobre este particular;
2. Que lejos de encontrar en esta ley ninguna estipulación que merezca reforma, su cumplimiento es más bien muy útil y conveniente para el mejor servicio de la Iglesia y el Estado;
3. Y finalmente: que para evitar los inconvenientes que pudieran surgir para la autoridad civil en el ejercicio de sus facultades, y que el Gobierno, como patrón y protector de la Iglesia de Venezuela pueda vigilar la observancia de los cánones, es indispensable que la jurisdicción eclesiástica se ejerza de acuerdo con ellos:
Decreta
Art. Único: La ley del 28 de julio del año XXIV sobre Patronato está en vigencia y total observancia en Venezuela, y de acuerdo con ella se proveerá a los beneficios Mayores y Menores. Dado en Caracas el 15 de marzo de 1833. 4 etc., 23.
Aquí vienen los nombres de los presidentes, etc., del Congreso, y el 20 de marzo aparece la firma de José A. Páez, y refrenda Diego Bautista Urbaneja, ministro del Interior. Los artículos preliminares del tratado entre Francia y esta República también se leyeron en el Congreso, pero la comisión no parece haber entendido bien su cometido, de modo que aún no se ha resuelto. Hay un pero sobre algo que no tiene ningún valor por lo absurdo, y es que no debe permitirse que transcurran más de seis años antes de que se ratifique el tratado actual. Si no se hace dentro de este período, los artículos de la convención preliminar quedan anulados.
Esta noche me despedí de los Mocatta, que salen para La Guaira mañana a embarcarse para los Estados Unidos y de ahí para Inglaterra. ¡¡¡¡Felices ellos!!!! Hoy le tocaba llegar al buque correo, pero no lo ha hecho.