Todo tranquilo, pero mucha ansiedad por los resultados. Nada está funcionando. El general Mariño y sus oficiales visitan las tropas en el convento cerca de mi casa. Supongo que las arengó, y estallaron vivas y música, después de un silencio apropiado. No se ha registrado ni un solo nombre en las reuniones parroquiales sugeridas ayer y anteayer. Unos 6 u 8 de los más respetables comerciantes, y de hecho viejos patriotas, fueron a visitar a Mariño, y le dijeron que su visita era a él, como general Mariño y no como «jefe superior», para decirle francamente que el pueblo y los ciudadanos patrióticos no formaban parte del movimiento revolucionario actual, ni se prestarían a él: no estaban contra él, pero lo único que le suplicaban era que, si valoraba el futuro bienestar del país, no permitiera excesos por parte de la soldadesca, porque si no, los ciudadanos aparentemente pacíficos no lo soportarían. De todos modos, iban a quedarse tranquilos y esperar la respuesta del general Páez a quien suponían que se había mandado buscar, de un modo que asegurase un arreglo futuro amistoso de la situación. S. E. les dio todas las seguridades de que preservaría la paz y de que se había mandado buscar a Páez, y que no dudaba que el resultado sería la avenencia y la paz: el resto pasó tranquilamente. Un grupo con municiones y 200 juegos de armas salió hacia La Victoria, que me parece una dirección singular. Si Páez ha estado activo, los valles del Tuy permanecen neutrales igual que la ciudad basta que se sepa la resolución de Páez. Llovió torrencialmente durante el día.