No he sabido nada nuevo. Alrededor de las 2 vino a verme el general Mariño. Todo lo que pude sacarle fue en el mismo tono que había mantenido hasta ahora, en el sentido de que los descontentos esperaban la llegada de Bolívar. Y que a la llegada de Páez se discutirían los puntos de descontento y se prepararía el plan del deseado cambio para presentárselo. He recibido del intendente la carta original de Páez, cuya substancia le comuniqué al señor Canning en mi despacho Nro. 11, y que corrobora todo lo que yo había afirmado. S. E. también me envió el acta del cabildo de esta ciudad reconociendo su aquiescencia a lo que el de Valencia había hecho al reinstaurar a Páez, junto con su proclama a los venezolanos, que reza así:
Habitantes de Venezuela: mi separación del mando de este departamento por una medida del gobierno arrancada por mis enemigos individuales, y por hombres cuya mayor parte nada han sacrificado en las aras de la patria, ha sido un suceso que ha conmovido porque el honor nacional se ha visto ofendido al paso que todos han temido por su seguridad interior y exterior. El pueblo por el órgano de la I. M. de Valencia presidida por las autoridades legítimas me ha restituido una autoridad, que yo había dejado con resignación, en fuerza de la subordinación que siempre ha marcado mi carrera militar; mas yo he vuelto a tomar el empleo de que me ha investido la opinión, porque yo no podía desdeñar las demostraciones afectuosas de mis compatriotas, ni verlos con indiferencia expuestos a desórdenes interiores y ataques exteriores, en momentos en que hay muy poderosos motivos para temer lo uno y lo otro. Ciudadanos: yo corresponderé al objeto de este movimiento manteniendo con la fuerza armada que está a mis órdenes la tranquilidad pública, y los demás bienes anexos a este principio, y esta fuerza no se mezclará en las resoluciones de los pueblos ni en el ejercicio de su soberanía, sino para proveer a su bienestar y seguridad. Extranjeros: las garantías que os ofrece la Constitución y demás leyes de la República en vuestras personas, en vuestra moral y en vuestras propiedades, serán guardadas religiosamente. Cuartel general en Valencia, a 3 de mayo de 1826.-16. (firmado) José Antonio Páez.
Un caballero que posee gran confianza y está profundamente relacionado con el curso de la guerra colombiana y su revolución, me aseguró que hacía algún tiempo que Páez se había comprometido con el vicepresidente (mediante la intervención de Briceño Méndez, que condujo a Páez a poner por escrito sus deseos de restablecimiento de un gobierno monárquico, y luego envió la carta a Santander cuando se convocó en consecuencia una sesión del senado a puerta cerrada) en desear la monarquía y elevar a Bolívar, y que este último acto del Congreso instigado por Santander (que detesta a Páez y está en posesión del hecho escrito oficialmente por Páez) solo buscaba un pretexto para llevarlo a Bogotá y luego sacrificarlo entregando pruebas de que perseguía un cambio monárquico. Hasta qué punto sea esto cierto, no lo sé, pero la persona que mencionó las circunstancias dijo que era un hecho, y que se había prestado enteramente a ello. Lo dudo todo. El general Mariño me envió al capitán Rola esta tarde con varias copias (impresas) del acta del cabildo de Caracas, así como la proclama de Páez al pueblo de Venezuela.