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Capítulo III La última estancia de Bolívar en Caracas
1827 enero 08 - julio 05
La última estancia de Bolívar en Caracas
1827 enero 08 - julio 05
Caracas

El presidente me invitó a comer a las 3. Estaban presentes solo él, Páez y su Estado Mayor, cumplido este que me llenó aun más de satisfacción por ser el único visitante. Tuve no solo el placer de ser más notado por Bolívar, sino también la oportunidad de conversar con él con mayor soltura, y confidencialmente sobre asuntos públicos. Este placer duró una buena hora y media, durante la cual abiertamente describió el estado ruinoso y desesperado de la república, señalando que tenía inevitablemente que convertirse en un desierto y ser reducida al más bajo estado de bancarrota nacional. Si no se podía lograr que España reconociese la independencia de los estados sudamericanos o que aceptase un armisticio durante una serie de años a fin de permitir que la república redujese su ejército (30.000 hombres a la sazón), así como su marina, no veía otra salida que la ruina total del país, y lamentaba tener que decir que el triste estado actual de la república había sido altamente aumentado por la mala administración de sus finanzas. Me pidió que le dijera al señor C[anning] que este gobierno, en las condiciones en que estaba, no podía pagar un solo chelín ni siquiera de los intereses del préstamo existente, y señalarle la obligación adicional en que se encontraría Colombia hacia Inglaterra si cualquiera de los antedichos objetos pudiera lograrse. Bolívar, al entrar más en confianza con él, es extremadamente afable y fascinante, así como modesto al expresar sus deseos o dar su opinión sobre los recientes acontecimientos europeos. Conversamos largamente sobre la carrera de Bonaparte. Dijo que él (Bolívar) era uno de sus más entusiastas admiradores, hasta que se puso la corona imperial, ganada traicioneramente como campeón de la libertad y el republicanismo. Esta noche un señor Palacios, tío del presidente, dio una fiesta elegantísima y esplendorosa a la crema y nata de la ciudad. Fue una cena concierto bailable y mucho honró a su buen gusto y hospitalidad. Termómetro, 20 a las 7 y 24, a las 4.

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