Nada nuevo. Fui a ver al intendente para enterarme por medio de él de cualquier otro detalle referente a la información de Bogotá. Sus fechas tenían un día más que las mías, o sea el 1° de septiembre. Todo lo que me dijo fue que el general Soublette había partido de la capital a encontrarse con el Libertador; que parecía estar más de moda la tranquilidad entre los partidos; que Santander había congregado el Congreso para recibir a Bolívar con honores y para administrar los juramentos de costumbre cuando ocupase su puesto como magistrado principal de la república. Habiéndole sacado todo lo que pude a S. E. y a la comunicación que yo mismo había recibido, le escribí un despacho oficial al capitán Pittman en respuesta al suyo del 9 del corriente, donde dice:
Siendo mi deber comunicar a mi Comandante en jefe toda la información verídica que pueda recoger sobre el estado de las cosas en este país, de modo que él pueda juzgar mejor si hay necesidad o no de mantener una fuerza naval en estas costas para ofrecer protección a las propiedades e intereses británicos, y siendo asimismo mi deber comunicar al Lord Alto Almirante toda dicha información que parezca importante poner en conocimiento del gobierno de Su Majestad; y pareciéndome, por la información que he recibido desde que llegué aquí que las cosas en este país están en un estado tan crítico como para hacer que mi deber sea el de aprovechar cualquier oportunidad que se presente para transmitir despachos al Lord Almirante y también al Comandante en Jefe poniéndoles al corriente de los acontecimientos que han ocurrido recientemente y de las consecuencias que se anticipan, le ruego que me comunique usted toda la información que posea y que considere que, por mi intermedio, les deba llegar.
Para poner a este buen y pequeño héroe naval al tanto de todo lo que había ocurrido recientemente en el norte y sur de la república, preparé un despacho, y no dudo que a su vez haga uno bien largo basado en este. Pero se va a encontrar con una tarea de doble visión profética para describir «las consecuencias que se anticipan», pues he observado en todo momento que el resultado que naturalmente se desprendería en un país civilizado y honesto de tal o cual acontecimiento o acto, en 99 por ciento de los casos aquí es todo lo contrario. Así es Colombia y así su gente. El señor Sprotto cenó conmigo. Una alegre fiesta en la noche en casa del señor Mocatta. Termómetro, 22° a las 7 y 24 a las 4.