Al regresar el propio de La Guaira me enteré de que todos mis despachos habían sido recibidos sin novedad, y esta mañana zarpaba el Arachne. El general Páez, el doctor Peña, el coronel Stopford, el doctor Murphy, el señor Mocatta y un coronel llanero de nombre Bravo, cenaron conmigo. Les acompañé por la noche a escuchar un poco de música a casa de un renegado puertorriqueño, capitán de un corsario, llamado Coronado, un bandido que ha cometido actos de piratería en todas partes y no podrá evitar ser colgado si lo atrapa un barco de guerra británico o, de hecho, de cualquier otra nacionalidad europea. Manda un buque llamado Roma Libre. El general Páez me invitó a acompañarle hasta el primer pueblo donde hará alto camino del Tuy, y acepté. No llueve. Termómetro, 22° a las 7 y 24 a las 12 y a las 4.