No ha llovido. El tiempo mucho más fresco. Ahora todos los ciudadanos (tan activamente como pueden debido a su apatía natural) hablan y proponen candidatos a electores, cuya labor será la de elegir delegados de esta provincia para Ocaña. El Partido Federal parece ser el más poderoso, y creo que la mayoría de los que vayan a ser nominados lo serán para esta forma de gobierno. Y se han convocado reuniones de los ciudadanos y se hacen discursos diarios a favor de esa especie de Estado, pero tan repletos de metáforas y sofistería que 9 personas de color de cada diez, al oírlos, no serían capaces de entender lo que quieren defender o explicar. Fue Páez quien encendió la hoguera federal en abril del año pasado, pero desde que se abrazó con el Libertador cerca de Valencia al principio del actual, el general no ha vuelto a decir una palabra sobre la posibilidad de que vaya a seguir favoreciendo ese sistema en la reunión de la Gran Convención. Sé que Bolívar se opondrá a su adopción si es posible, prefiriendo sancionar la total independencia individual de cada Estado antes que verlo establecido. De modo que, como el general Páez se ha vinculado tan estrechamente con Bolívar para respaldarle en todo lo que su excelencia en su sabiduría o juicio pueda considerar mejor para la felicidad y bienestar futuros de la nación, indudablemente permanecerá callado por ahora, puesto que es la única persona a quien Venezuela elegiría como su jefe. Si hay separación de verdad, estoy seguro de que Bolívar se retirará completamente y se irá del país, que creo que sería el caso si este sistema viniera a realizarse. Esto demuestra la intimidad de Páez con el Libertador. Solo necesito anotar lo que dijo en una comida pública a la que asistí el 13 de enero pasado. Al dirigirse a los invitados, dijo:
Señores: Permítanme expresar un sentimiento de orgullo; no puedo guardarlo en mi corazón porque es un noble orgullo. Señores: el Libertador ha sobrepasado la medida de sus favores, de mi gloria y aun de su poder: más no podría darme: me ha dado la espada con la que ha libertado al mundo. Si la de Federico, quien no hizo más que defender su herencia y usurpar la de otro, podría ser un invaluable obsequio para el Soberano de Europa: ¿qué puedo decir yo al ver en mi posesión la espada del terror de los tiranos, la espada redentora de la humanidad? Entre las satisfacciones del mundo ¿ha habido, podría haber otra de igual valor? El mismo Bolívar no puede darme más. ¿Qué uso puedo darle a esta espada? ¿Cómo preservar su furia, sus glorias, y su singular honor? Aumenta mis obligaciones cien veces; requiere de mí una fuerza que solo Bolívar tiene. Me desconcierta. ¡¡La espada redentora de la humanidad!! Pero en mis manos seguirá siendo solo la espada de Bolívar; que su voluntad la dirija, y mi brazo la llevará. Antes moriré cien veces, y toda mi sangre se derramará, que dejar que esta espada abandone mi mano, ni aun intentaré derramar la sangre que hasta ahora ha libertado. Compatriotas: la espada de Bolívar está en mis manos; por vosotros y por él me iré con ella a la eternidad.
No hay duda de que el general se ha identificado en alto grado con Bolívar y sus ideas, cualesquiera que sean. Pero, no creo que llegue a perder de vista completamente al pueblo, de quien tan gallardamente fue campeón. De modo que, aunque permanezca silencioso durante algún tiempo, no creo que sancione una cerrada forma central de gobierno. Estos nativos son todos tan falsos entre sí, tan dóciles con todo y con todos según lo dicten las circunstancias o los intereses, que no puede calcularse cuanta confianza o estabilidad haya en ellos. Termómetro, 23° a las 7, 25 a las 12 y 24, a las 4.