Los grandes esfuerzos y el objeto principal del partido gobernante aquí es el de conseguir que los federalistas de principios firmes (quién sabe...) sean elegidos para Ocaña, pues están conscientes de las vacilaciones de unos y otros y de lo fácilmente que los intereses privados pueden predominar sobre el bien público. Este es el sentimiento general de quienes pueblan la república. De hecho, no creo exagerar al decir que apenas poseen ningún principio de virtud, ya sea privada o pública, nutriéndose de, y obrando de acuerdo con, todos los vicios que tan ardientemente cultivaron en ellos sus opresores y que, lamentablemente, están tan profundamente arraigados que ahogan todo bien. Así que, ¿cómo puede semejante pueblo producir buenos miembros del Estado? Y lamento decir que la mayoría de los que detentan la autoridad no tienen mejores principios, aunque posiblemente mayor cultura: y es que cuando estos hijos de la emancipación reciente llegan a cargos de autoridad, no tienen ningún freno moral que les impida obrar únicamente según los dictados de sus ideas insaciables y egoístas, sacrificando el bien público a sus intereses privados en cualquier cosa que hagan. Es este estado de deshonestidad tan generalizado el que ha puesto a la república en la situación desesperada en que se encuentra actualmente, y mucho me temo que los mismos actos de falsedad y estrechez de miras vayan a frustrar los honorables y generosos deseos así como los esfuerzos de Bolívar. Tiene que ocurrir un cambio radical de pensamiento (de su moral), porque sin este ni todos sus deseos ni todas las leyes penales acumuladas podrán lograr la felicidad y estabilidad de Colombia. No, antes de que esta nación pueda esperar florecer, a sus hijos, dentro y fuera del poder, tiene que hacérseles entender que han de rendir cuentas de su conducta respectiva a un poder superior al de su Senado o cámara de representantes. Plegarias en casa del coronel Stopford. No ha llovido. Termómetro, 23° a las 7 y 24, a las 4.