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Capítulo IV Páez, el hombre fuerte
1827 julio 06 - 1829 diciembre 31
Páez, el hombre fuerte
1827 julio 06 - 1829 diciembre 31
Subcapítulos
Caracas

Lo que sigue son los hechos referentes a la aparición de la escuadra española frente a La Guaira. El martes, Laborde apareció por barlovento y puso rumbo al puerto. La noche anterior había capturado un bergantín colombiano, que volvió a soltar ordenándole dirigirse a puerto con despachos de él proponiendo un cambio de prisioneros y declarando su intención de volver a acercarse a La Guaira a esperar contestación. Su visita del martes tenía este propósito, pero como no se le envió ninguna [respuesta] de nuevo se alejó hacia barlovento. Reapareció al día siguiente, y entonces se le envió la respuesta. Laborde de nuevo envió un despacho, apenas recibido ayer por la mañana, en el que afirmaba que entregaría 50 prisioneros, a consecuencia de lo cual se le envió una goleta pequeña, propiedad del señor Ackers, para recibirlos, ayer por la tarde. Esto es todo lo que se sabe hasta el momento, pero si yo estuviera en lugar de los colombianos, a estos 50 los encarcelaba hasta tener buenas pruebas de sus principios y lugar de nacimiento.

Hoy llegó el correo de Bogotá trayendo noticias fechadas hasta el 30 de diciembre. Se ha celebrado la elección de delegados y el vicepresidente, junto con Vicente Azuero y Vargas Tejada, han sido elegidos. El coronel Campbell dice:

Me temo que Bolívar ha perdido algo de su energía: parece demasiado sensible a la opinión pública o, más bien, al temor a esta, y como semejante cosa no existe absolutamente en Bogotá, mucho me temo que su indolencia le hará perder el prestigio del que ha disfrutado hasta ahora, y que cuando tenga la necesidad de utilizar medidas violentas y duras, únicas que pueden salvar a este país, no se le obedecerá tan voluntariamente como si hubiera aplicado una mano de hierro a su llegada.

La gran falla del carácter de este grande hombre es un deseo constante de conciliación, pero así como estaban las cosas entre él y Santander, hubiera sido una debilidad extrema por su parte tratar de aplicarla con ese personaje. De modo que al tomar las riendas del gobierno en sus manos y ver los incesantes insultos y abusos continuados por el vicepresidente y su grupo, en lugar de someterse silenciosamente a sus invectivas y dejar que minaran su bien ganada fama, debió de haberle puesto fin a todo denunciando la infamia y la imprudencia de los actos del segundo magistrado de la república, que han llevado a la república a la desgracia y la ruina por su línea de conducta huérfana de patriotismo. Sus poderes no le hubieran justificado plenamente si hubiese adoptado medidas muy fuertes, pero su influencia pudo haber hecho más si no hubiera permitido que se desvaneciera por tener demasiada confianza en la estima que creía que le profesaban todas las clases. Mi amigo Wilson cree que si el Libertador decidiera renunciar ahora evitaría que se manchara su gloria, pero confieso que estoy totalmente en desacuerdo con él y me uno a Campbell en su opinión de que al dejar el timón del Estado le daría un golpe mortal a su gloria, y que tiene el deber ineludible de tratar de salvar su país una vez más o perecer en el glorioso intento. La época presente es la crisis de su regeneración política y requiere su ayuda mucho más que cuando guerreaba por su libertad a la cabeza de los ejércitos. Santander es sutil, intrigante y, sin duda, tiene talento y vastas ambiciones, y bajo el disfraz del patriotismo constitucional puede, por casualidad, encontrarse al frente del Gobierno, y entonces se quitará la máscara y empezará una nueva era de despotismo para este infortunado país. La apatía de Bolívar es imperdonable: va a perder el país para no recuperar nunca más lo que se le está yendo de las manos con toda rapidez: poder y popularidad.

El señor Gosling y el señor Barnes cenaron conmigo. La pequeña goleta ha regresado con los 50 prisioneros, pero no sé qué fue lo que Laborde le escribió a Páez al devolverlos. Termómetro, 19° a las 6, 22 a las 12 y 22 a las 4.

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