El arzobispo me dispensó su visita ceremonial esta mañana, acompañado por un séquito de sacerdotes. Es una persona muy animada, suave tanto de cara como de modales. Hacia la noche llegaron dos oficiales del general Páez trayendo la noticia de que la ciudad de Bogotá había reunido a sus autoridades, y por acta había retirado las que tenían sus representantes en la Gran Convención, declarando nulos sus poderes; y pidiendo a Bolívar que se encargara del gobierno con poderes supremos (dictadura), los mismos que ejercía antes de la formación de la Constitución actual, y en vista del ejemplo de la capital, otras ciudades y villas habían hecho lo mismo. Los oficiales eran portadores de varias actas al respecto, y particularmente de la de Valencia. Se dice que mañana se celebrará una gran reunión de las autoridades y notables de Caracas, para discutir lo saludable del procedimiento, y tomar las determinaciones del caso. El coronel Stopford comió con nosotros: es un acérrimo antibolivariano, y habló con gran violencia de este acto despótico calificándolo de plan largamente urdido.