La reunión se celebró en la iglesia del Colegio, y fue muy numerosamente concurrida. Todas las actas, etc., etc., fueron leídas por el secretario de la intendencia, y el Libertador fue elegido para el mando supremo, como ya lo había sido unánimemente en Bogotá, Coro y Valencia. La única diferencia entre los debates de hoy y los de las antedichas ciudades fue que la asamblea no consideró legal retirarle los poderes a los diputados venezolanos a la Gran Convención, pues esto solo podían hacerlo aquellas instituciones que los habían elegido. El punto no era de mayor importancia pues, sin duda, hace tiempo que la gran asamblea de los notables de la nación se ha hundido en la nada. Los poderes de Bolívar se extienden a todas las ramas del Estado, y estarán en vigencia hasta que la nación se halle en una situación más floreciente. Velada en casa de la señora Mariño.