A las cuatro de la mañana estábamos de nuevo a lomo de nuestras bestias, rehaciendo el camino hacia Maracay, e instalándonos en una magnífica mansión y propiedad del general Páez, como recompensa por sus servicios durante la reciente guerra. El lugar se llama La Trinidad, y fue una vez propiedad del marqués de Castel León 1(Don Antonio Fernández de León, marqués de Casa León, cínico y rico político que, aunque adherido al régimen español, intentó, por interés propio, mantenerse en buenos términos con los patriotas. Sus propiedades fueron secuestradas cuando se encontraba fuera del país. Murió en Puerto Rico. ver: Mario Briceño Iragorry. Casa León y su tiempo. Caracas, 1946), actualmente fugado a Puerto Rico y viviendo en la pobreza. El señor Alderson, un inglés, alquila la propiedad del general por 6.000 dólares anuales, y su estado actual es prueba de su infatigable industria y trabajo, siendo la única hacienda de los valles que está en estado de prosperidad o provecho, aunque queda por ver si este último se logrará, pues el señor A. ha dedicado dos años de su tiempo y 12 o 14.000 dólares a ponerlo en las condiciones actuales, y cree que solo ahora empezará a dar algún beneficio. Hay unos 180 esclavos en la propiedad, cuyas ideas de libertad y pereza han sido debidamente reprimidas por su buena administración. Desde aquí la vista es buena. Se nos trató confortable, tranquila y aseadamente, y dejamos a nuestro buen compatriota a primera hora del día siguiente.